domingo, 24 de junio de 2018

Mañana

He respirado aire a tu lado. He sentido tu respirar. He vivido en tu mirar. He esperado tu despertar.
En la creencia de continuidad. La que un día se romperá. Por tu ausencia o por la mía.
A ese ángulo de futuro no suelo mirar. Un mañana que visito incrédula, con una certeza imposible de esquivar.

miércoles, 15 de febrero de 2017

De nuevo

Espero.
Deseo.
Antepongo.
Dispongo.
Discrepo.
Asiento.
Sostengo un silencio.
Me enojo.
Me altero.
Pierdo mis miedos.
Atravieso sus desiertos y caigo en sus abismos.
Me despierto.
Me levanto.
Impongo el tatuaje de un gesto que se resiste a que dibuje con él la ausencia de un sentimiento.
Guardo mis ecos y resonancias, a la espera de no volver a ellos. Queriendo seguir en esa pose positiva que ahora no tiene peros.
Habrá otros naufragios.
Perderé mis sueños.
Volveré a ellos. No los mismos. Otros nuevos.
Y correré atrapada en esa oscura nube que palidece este sentir arbitrario de una vida por seguir.
Vigo, 15 de Febrero del 2017.
© Ana M Sancho Biesa

domingo, 6 de noviembre de 2016

deberes si, deberes no. esa no es la cuestión

Nunca me gustó mandar deberes. Eran rutinas necesarias, que motivaba con la respuesta inmediata y que muchas y muchos de mis alumnas y alumnos se hacían en el aula, en esos tiempos que sabían sacarse entre clase y clase. Aquellos eran tiempos otros.
Por mi parte, también, en tiempos rascados durante el día, devolvía revisados esos automatismos que reforzaban contenidos.
Quedaba el estudio. El repaso. El reto que no se resuelve en la inmediatez.
Un grupo en su interacción eleva el nivel de comprensión.
Cambiaron los hábitos y la escuela empezó a ser lugar de complejidad mayor. Por ella circulé, yo misma con desanimo ante ese desajuste entre lo curricular prefijado y las nuevas actitudes de mi alumnado. Y también el sistema que a mis tareas docentes había llevado a no tener en mi mano esa capacidad de respuesta inmediata con aquellos pasos dados en el proceso de asimilación, quedando sola ante correcciones, que me hacían dudar de la eficacia de mi trabajo.
Aquel tiempo pasado, en que todo se articulaba con tiza, papel y lápiz.
Terminé con pizarras digitales y materiales preparados para pantallas.
Un territorio no acotado, en que cantos de sirena reclamaban.
Nuevos tiempos. Equipos de alumnos en el aula. Equipos docentes en paradigma diferente.
¿Qué tienen que ver tareas machaconas en casa?

viernes, 23 de septiembre de 2016

mensaje


Escribiré estos versos al viento,
incitada por el mero impulso
de verlos flotar dentro de una botella imaginaria,
que lanzaré sobre la corriente
de esa acequia recordada.
Palabras de sueños incumplidos,
viejos amigos olvidados.
Deseos no formulados
en mi juventud pasada.
Mi memoria de adulta
recoge esas migajas,
navegando a la deriva
de un manantial de ilusiones.
Vivir otras vidas no cumplidas.
Sentir emociones no vividas.
Lecturas de historias no escritas.
Un sueño que ajusta la mente
cuando se abren los ojos,
y la luz ilumina la perspectiva de un nuevo día.
©  Ana María Sancho Biesa

jueves, 22 de septiembre de 2016

Mi luna

La luna
en la noche
seguía mis pasos.
Era compañera.
Venía a mi lado.
Miraba a lo lejos
oscuras siluetas
de sombras siniestras.
Temores de antaño.
Era mi calle
de suelo trazado
entre tapias
de huertas
y casones desperdigados.
Sin farolas
ni aceras.
Corriente de piedras y barro,
cuando las lluvias
bajaban arrastrando
desde lo más alto,
haciendo de mi calle arrollo
que iba girando
creando meandros.
El miedo 
a veces
se hincaba
cual diente
sobre mi nuca
de niña
que poco sabía.
Eran esos años
sin tele
con radio.
Historias de muerte
en nuestro patio.
Punto de reunión
cuando la calle
era puro cieno
y perdición.
Jugar de meriendas.
Noches de verano
a las escondidas
y otras fantasías.
Una acequia
recibía aguas y barros.
Por ella venían
algunos regalos.
Los más preciados
quedaban varados,
retenidos.
Allí nos bañábamos.
Temidas arañas
tentadas
con improvisadas flautas
de puntas de caña
sopladas frente al agujero
simulando moscas atrapadas.
Vuelven los recuerdos.
Mirada en la mente.
Ese tiempo
con sus habitantes
se ha ido perdiendo.
Hubo un blog
de los primeros 
al que nombré
"escondido en mi memoria"
anterior a "chugar"
en myblog.
Era esa botella con su mensaje
de reclamo y auxilio.
Era la búsqueda 
del retorno imposible.
Era ese camino empedrado
que pasé a denominar:
la búsqueda de mi misma
en "búsqueda enredada",
blog que ya no tiene alojamiento,
pero que pasé a libro.
En él hice un post
referenciando la botella del naufrago.
© Ana María Sancho Biesa